jueves, 20 de noviembre de 2014

Vida Vella


Hace ya tiempo que tenía ganas de publicar el escrito que redacté para la revista Escalar (ni falta hace decir que volver a ser portada me hizo muchísima ilusión). En él se reflejan los sentimientos y emociones que experimenté desde que probé Era Vella hasta que llegué a encadenarla:

Me despierta el arrullo de una tórtola. Hoy es el día, me digo. Miro el reloj y veo que al despertador le quedan casi diez minutos para sonar. Nos levantamos, desayunamos un tazón de muesli con leche y miel y nos ponemos en marcha. El trayecto en coche se me hace largo, intento dejar la mente en blanco pero no puedo, el mismo pensamiento me repiquetea una y otra vez: ¿cómo será?. Por fin llegamos, pero aún queda un rato más, esta vez andando y con las mochilas y cuerdas a la espalda. Nos acercamos, no me atrevo a mirar. Por fin llegamos y por fin levanto la cabeza. Me quedo impresionada por su espectacularidad, un muro naranja, largo, no veo dónde acaba, perfecto, lleno de agujeros, desploma más de lo que pensaba.  Aquí estás, ha llegado el tan esperado y temido momento de ver cómo es una vía bautizada con el número 9. Nunca pensé que llegaría éste momento, así que el mero hecho de atreverme a intentarlo ya significa mucho para mí. Caliento, y con una tranquilidad inusitada me preparo para el primer contacto. David me da ánimos y me dice que vaya con toda la calma que necesite. Así lo hago. El primer tramo es vertical e intuyo que no es difícil. Voy tensa y apretando hasta en los cantos más buenos. Llego a la repisa y un corto pero amenazador techo me intimida. Veo cantos, muy separados entre sí, me digo que tiene que haber algo más, pero de lo que alcanzo a tocar no me tengo. Me agarro de la cinta y me cuelgo. Ya lo miraré en otro intento, aún me quedan metros de vía. Me agarro a un canto y consigo llegar a la otra cinta. Aquí sí que leo la secuencia pero no me veo con fuerza para hacerla. Me vuelvo a agarrar de la cinta y cojo el siguiente canto. Salgo del techo y vuelvo a pararme. Entre tanto agujero me pierdo, no sé cuáles son los que hay que coger. Me lanzo a la aventura, no me tengo de lo que toco, me caigo, vuelvo a intentarlo tocando otras cosas, vuelvo a caerme, y así repetidamente. Repito el mismo proceso alguna cintas más. Ha pasado casi una hora, decido bajarme, para ser la primera toma de contacto ya ha sido suficiente. Ahora ya sé lo que es y a lo que tengo que enfrentarme. Me ha parecido inalcanzable, me viene grande, está a años luz de mis capacidades. Y eso me motiva. No es la primera vez que tengo sensaciones así. Pero soy realista, y por ello fijo que mi objetivo no va a ser encadenarla, sino transformarla, de imposible a posible. Ese será mi reto para las próximas semanas.

Pasan los días, lentamente las sensaciones van mejorando, lentamente los dedos van adaptándose a las curiosas formas de esos agujeros naranjas. Eso es lo que busco, no tengo prisa. Siguen pasando los días, por fin consigo llegar a la cadena. Sensación de alegría y de superación, entre el primer día y éste hay un abismo. Pero soy consciente que aún queda un lento y arduo trabajo por delante. No me importa, así es cómo más disfruto.


Ya ha pasado casi un mes. Entre cintas voy bastante más suelta. Solo me queda unir, es lo que en principio se me da mejor. La motivación está por las nubes, he conseguido mi objetivo ¡veo la vía dentro de mi alcance!. Me planteo un paso más, intentar encadenarla. Pero se avecina tormenta, y me coge totalmente desprevenida. Empiezo a caerme en sitios que no debería, secuencias fáciles se me
antojan complicadas, no consigo hacer más de dos cintas seguidas. El primer día lo asumo con normalidad, el segundo también, pero a partir del tercero empiezo a preocuparme, semejante aguacero no es normal que dure tantos días, es algo que nunca había experimentado. Y no sé cómo afrontarlo. Todo tipo de pensamientos negativos empiezan a invadirme. Quizá he sido demasiado pretenciosa al  pensar que podría con algo así, quizá esto no sea para mí, quizá sea hora de darse cuenta y abandonar. David me mira fijamente y me dice “no”, no voy a dejar que tires la toalla, “no” porque yo sé que puedes. Lo intento más días pero sigo mojándome. El “no” de David y muchas palabras bonitas y de ánimo siguen repitiéndose, me conmueven sus palabras, pero me temo que éstas salen de su corazón y no de su cabeza. Él me insta a parar y reflexionar. Si no voy a disfrutar no tiene sentido seguir. Si decido no rendirme y seguir tiene que ser disfrutando en todos y cada uno de los intentos, ese es mi objetivo cuando escalo, por y para eso lo hago. Tiene razón, como siempre, solo por el hecho de estar aquí, intentándolo ya tengo que interpretarlo como un éxito. La tormenta empieza a arreciar. Cambio de estrategia sobre cómo afrontar la vía y a la vez empiezo a disfrutar de todos y cada uno de los movimientos, salgan bien, salgan mal. Aún no he recuperado las fuerzas completamente, sí los ánimos y ganas de seguir luchando.

Han pasado casi dos meses, y veo mi objetivo cada vez más cerca. He ido restando caídas y sé que estoy cerca. Pero no me hago ilusiones, aún recuerdo que hay tormentas que pueden presentarse cuando uno menos lo espera. 



Me despierta el ladrido lejano de un perro. Lo primero que hago es mirar el cielo, habían predicho lluvia para hoy. Está bastante nublado. Mientras desayunamos nuestro tazón de muesli con leche y miel no dejamos de escudriñarlo. Como no llueve decidimos subir al sector. Me siento con más energía que otros días, la aproximación no se me ha hecho ni la mitad de dura que siempre. El cielo empieza a despejarse y una suave y fresca brisa hace que la temperatura sea bastante agradable. Caliento como siempre y me dispongo a subir de nuevo por la vía, dispuesta a disfrutarla como en los últimos días. Llego al techo, lo resuelvo con un poco más de
soltura de lo habitual pero no le doy importancia. Reposo, miro hacia arriba y comienzo toda la sección que se me hace dura, con decisión pero con calma. Me sorprendo haciendo más soltadas de lo normal, pero no me confío. Vuelvo a sorprenderme rehaciéndome en otra soltada fugaz. Empiezo a creérmelo. Sé que la fuerza con la que coja la regleta será el indicativo de si el paso clave me va o no a salir. La toco, noto que por vez primera la mano la cierra con fuerza y me digo que esta vez sí. Escucho a David dándome ánimos, aprieto con todas mis fuerzas y consigo aguantar la secuencia que siempre me había tirado. Estoy en el reposo. El corazón me bombea a toda velocidad y estoy hiperventilando, respiro hondo. Sé que si me rehago tengo muchas posibilidades de llegar a la cadena, lo que queda lo tengo bastante controlado,  pero necesito calmarme y que los nervios no me traicionen, aún quedan pasos para los que necesito máxima fuerza y concentración. Sigo escalando y llego al siguiente reposo, la absurda idea de que tengo dinamita en lugar de ácido láctico en los antebrazos me viene a la cabeza, tengo la sensación que de un momento a otro me van a explotar. Veo la cadena muy cerca, a falta de una chapa. Templo nervios, me estoy un buen rato soltando manos, la hinchazón va bajando. Bloqueo con decisión y por fin cojo el canto del que sé que ya no me caeré. Estoy a tres movimientos de tocar la cadena. Oigo a David de nuevo, pero no le escucho, tengo prisa por llegar, de agujero bueno a otro mejor y de ahí a la laja de chapar. Indescriptibles sentimientos de alivio, alegría, satisfacción me invaden. Así como de gratitud, gratitud hacia aquellas personas que desde un principio me habían apoyado y animado. Y sobretodo gratitud enorme hacia David, por darme la fortaleza necesaria para no haberme rendido, por haberme apoyado en los momentos buenos y malos, y por haber creído en mis posibilidades y habérmelo hecho creer a mí. "El mundo está en manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de vivir sus sueños" (P. Coelho).










martes, 4 de noviembre de 2014

I Open Boulder Indoor Lleida


Las compes no me motivan. Ni se me dan bien. Por eso nunca voy. Los Opens los encuentro mucho más divertidos. Aunque tampoco nunca voy, por dos motivos: me suelen coger lejos de casa (y para hacer kilómetros soy más vaga que los reyes magos, que solo trabajan una vez al año y encima es mentira) y, sobretodo, me suelen venir mal por fechas, o son en verano (y ya sabéis que la roca incandescente no la cambio por nada) o me cogen en pleno ciclo de sadoentreno. El 1er Open del Boulder Indoor Lleida celebrado este finde ha sido la excepción. Me cogía en una radio de Km’s aceptable y me iba perfecto para ponerme a tono después del parón vertical anual.


                                          Foto: https://www.facebook.com/BoulderIndoorLleida?fref=ts


Los 60 bloques de la mañana estuvieron logrados. Dificultad y variedad para todos los gustos. Bastante físicos las mayoría de ellos, descubrí para mi asombro que con un poco de ganas mis piernas sí saben saltar. Espero que mi tullida neurona y antilances por naturaleza haya tomado nota.

A la tarde/noche se celebraron las finales. A punto estuve de rajarme: la cantidad ingente de mocos que me chorreaban y me martilleaban la cabeza me decían que qué se me había perdido en una compe y para más inri, de bloque. Cuando entré al recinto y no vi más que volúmenes y romos gigantes pensé que comenzarían los chicos. Casi se me cae el alma a los pies cuando me enteré que no. A medida que nos iban explicando e íbamos visualizando los bloques, me iba acojonando más y más. Para una persona que en su vida ha hecho bloque, hacer dinámicos y posturas del “enredos” en semejantes formas amorfas se me antojaba más difícil que hacer gárgaras boca abajo.




El resultado fue que, independientemente de si me moví más o menos, me lo pasé en GRANDE. El ambiente era inmejorable, y los ánimos del público entregado (y algún que otro chivatazo) hacían que las amorforomoformas se dejaran coger y en algunos casos resolver o casi. Personalmente agradezco lo distendido del ambiente, y tengo que reconocer que los bloques (tanto en chicos como en chicas) eran “hacibles”, divertidos, ingeniosos y visualmente espectaculares. Los equipadores lo bordaron, chapeau.  

Felicito también a la organización. Se lo han currado de lo lindo. El año que viene (si para entonces se me han pasado las agujetas que tengo en todos y cada uno de los músculos conocidos y desconocidos. De hecho, me está costando lo suyo teclear) repito SEGURO.



                                          Bloque 1


                                Bloque 2


                                Bloque 3 (al que he bautizado como "la croqueta")


                                         Boque 4


                                                      Bloque 5 (el único que encadené con facilidad)


Como disfruté tanto del festival, los virus de la gripe no han querido ser menos y han montado por su cuenta otro festival, invitando a los mocos, la fiebre, los dolores musculares (más aún, si es eso posible) y al martilleo de cabeza.


Aunque entre una cosa y otra no pueda ni levantarme de la cama, ha merecido la pena.  Conocí además a un grupo de chicas muy majas y fanáticas (Mari, Eva, Sarah, Ana, Cristina, Alba, MClaire, y alguna otra que seguro que olvido) (a Sara ya la conocía de antes) con las que espero volver a coincidir.


                                          En el podium junto a unas fuertes Mari Alarcón (1era) y Sara Aicart (2a)
                                         

                                          Podium masculino: Cristian Gutiérrez (1ero), Chaiya Garcia (2o) y Rubén Mariscal (3ero) 

martes, 6 de mayo de 2014

10 OPEN BLOC ELS BOUS DE LA SALLE


La semana que viene te apetece …

¿desollarte la piel?
¿llevar al límite a tus tendones?
¿poner a prueba tu fuerza?
¿intentar posturas inverosímiles?
¿subir por inclinaciones diferentes?
¿coger regletas, romos, pinzas, bidedos, invertidos, formas y todo tipo de presas?
¿probar bloques equipados por más de 33 personas diferentes?
¿disponer de 3 días enteros para resolver 50 bloques?
¿participar en el sorteo de múltiples premios?


Si la respuesta ha sido “sí” en alguna de las preguntas, entonces ¡¡¡ bajo ningún concepto puedes perderte el 10º OPEN DELS BOUS DE LA SALLE!!! La diversión y el ambiente fanático están garantizados.

Toda la información la podéis encontrar AQUÍ


Este año Jaume ha conseguido engañarme (por fin) para que vaya a equiparle un bloque. Prometo intentar haceros sufrir solo un poquitín ;-)


miércoles, 30 de abril de 2014

ACLIMATACIÓN


Hace un par de semanas estuvimos escalando por Margalef. Necesitaba unos días de terapia de roca para desintoxicarme del empache de resina  que llevaba. Lo más destacable que he hecho ha sido aclimatarme (a pleno lorenzaco de Espadelles) a las altas temperaturas que me esperan para este verano (porque, cómo no, ya estoy empezando a visualizar vías en sectores de invierno jajaja).

                                            Este día, obviamente, no hacía ni sol ni calor

A modo anecdótico.  Imaginaros mi figura ataviada con pantalón corto, top y sandalias, es decir, un día de esos en los que se puede freír un huevo en plena repisa o cazo de vía. Imaginaros ahora a mi lado a una guiri ataviada con pantalón largo y plumas. Inverosímil  ¿verdad? Por eso me quedé con las ganas de pedirle a la guiri hacerme una foto con ella; si no lo veo no lo creo.

Moraleja: por muy bueno que te creas en algo (en mi caso, tolerar el calor), siempre encontrarás a alguien que te gane por goleada.

domingo, 9 de febrero de 2014

T-RAINING TIME

Este año ando más motivada entrenando que Rajoy con un sobre gigante de Bárcenas. Desde mi reentreno, hace ya 3 años, andaba más perdida que una brújula en una lavadora; ni sabía por dónde coger los entrenos ni por qué ni para qué hacía las cosas y, sobretodo, qué cambiar para no quedarme estancada como la economía española.

Este verano tuve la suerte de coincidir bastante con PedroBergua, quien está investigando de forma totalmente científica cómo optimizar los entrenos en función del resultado de evaluaciones objetivas y periódicas del estado personal  de forma. Su planteamiento, punto de vista, estudios y resultados, me parecieron más que interesantes, así que decidí pedirle asesoramiento. El resultado está siendo motivante.

Así que a la espera de que lleguen temperaturas incandescentes y de que dejen de coincidir nuestros días de fiesta con días de lluvia , me dedico a echar ingentes horas a la resina. 







Aprovecho para felicitar a Carlos Pérez por su merecidísima mención de honor en el concurso de fotografía “memorial María Luisa”. Toda la dedicación, pasión y trabajo que hay detrás de sus fotografías son formidables.  

miércoles, 15 de enero de 2014

STONEWAYANDO

Temperaturas inferiores a 20ºC es sinónimo de resina. Resina es sinónimo de Stoneway. Stoneway es sinónimo de rodaje vertical. Y rodaje vertical es antónimo de dinámicos (y ya no digamos lances).


Entre otras cosas, en esto último es donde estoy enfrascada últimamente. Necesito urgentemente aprender a dinamiquear. De momento voy por el nivel 0. Intentaremos ir progresando.  


Bloque a 50º


Bloque a 45º